Boleto a México

23/06/2008 02:08 PM
Era un regreso de distancias, un regreso de esos que no quisieras hacer. Regresar a la insanía social no es grato cuando se viene de un lugar dónde el placer de tanto que acosa se vuelve uno paranóico y uno cree que es posible ser fuente de goce y de construcción.
Esas otras insanías lúdicas del alma que no busca la redención se quedarían guardadas en el almanaque donde la piel guarga sus edades y le otorga la llave al corazón para que él sea el único que pueda acceder a ellas para mostrarlas a quien llegue con la contraseña. No hay palabras sólo sensaciones, y aveces sonrisas y gestos, configuraciones del ser que ama, del ser amante.
Era agosto y yo un jóven entusiasta que regresaba a esas raices desconocidamente desconocidas, pero que a partir de esos viajes y esos momentos de lejanías iría reconociendo bien paulatinamente. En tanto seres sociales que somos, somos la sociedad y es apartir de nosotros que la sociedad padece de esa amnesia colectiva que nos vuelve a llevar al camino que antes ya transitamos y es a partir de nosotros tambien que la sociedad va volviendo a conocer, es decir, va reconociendo lo que su sangre es, lo que sus pasos han escrito, lo que ya dijimos pero que antes pensabamos que nunca se había dicho, lo que ya hicimos pero que antes pensabamos que nunca se había hecho, lo que ya sufrimos pero pensamos que nunca se había sufrido, lo que nos falta por hacer y que no sabemos que siempre nos ha faltado por hacer.
Era la Universidad la nueva casa, el mundo el nuevo universo, el adelante el nuevo reto y un hijo que no llegó el nuevo desencuentro.
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