cárcel dialéctica muerte

Para el compañero de celda de José Revueltas

Esa lucidez de cristalino, esa tez,
esa profundidad a pupilas
esos años de barbas engrandecidas

del sábado náufrago
y sobreviviente a la vez

Esa soltura del color del lenguaje
esa exquisitez que amarra
que produce hambre de saberle más.

Ese valle de lunas abiertas
ese mar de letras
como la matemática no son números
sus escritos no son palabras
son símbolos del universo
son ojos más amplios para mirar.

La vida no son instantes
sería como decir que sus pasos
fueron sólo antes
la vida no son instantes
sino la dinámica entre ellos
la vida es la metáfora entre milésimas de segundos
es su flujo
eres tú en tus llantos bellos

Esa cárcel de libros dialécticamente
liberadora trascendentalizadora
¿para qué sirven los espacios
si no para romperlos?
su plasticidad espera al escultor

Eres tú el umbral de este olor
de ese llegar más allá de sí mismo
porque tú te terminaste una vez
y no conforme fuiste más allá
más allá de ti y vuelves
para brindarnos una sonrisa leal

No lo sabes pero nos redime
nos rompe la ignorancia y creemos
que cada uno es todos los seres
así como cada palabra tuya
es todas las letras

¿cuántos vientos rotos
habrás armado en tu dolor?
¿cuántas soledades te dieron
ese amor?

¿Cuál demonio te visitó
en la cárcel sin fin y cuál raíz te sostuvo?
¿qué conjuro te dejó
y cuál edad te reveló, Martín?

Alejandro Marín, antes de oct 2005

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