Cambio de residencia

18 de diciembre de 2011

Hace algunas semanas, como tres, el Manu me llamó para decirme que quería platicar conmigo. Sospeché de que querría insistir en subir la renta. Me aguantó cuatro años casi con la misma renta. Por ello y por otras cosas el Manu es de toda mi estimación y me ha apoyado en lo que ha estado en sus manos.

Llegó a Vertiz con el Chipi y me dijo que pues su prima Gezabel tenía problemas con su trabajo, que acababa de parir a sus gemelos y que necesitaba un lugar a donde caer, que él quería hacerle el paro y me preguntó que yo qué pensaba o que cómo lo veía. Le dije que era su casa y que si se trataba de su prima pues yo no tenía más qué decir. Que me diera fecha le dije. Me atreví a preguntar antes si era para compartir con ellos o para que yo me moviera y pues me dijo que claro era para que ellos llegaran a tomar todo el depa. Le dije que estaba bien, que iba a buscar, que no sería fácil para mí, que no tenía nada a la mano pero que estaba de acuerdo. Ya necesitaba un cambio. Había llegado a Vertiz pidiéndole sólo unos meses de paro en lo que encontrábamos algo Judith y yo pero esos meses se convirtieron sin darnos cuenta en algunos años. Esto que debió ser sólo transición se estaba convirtiendo en un modo de vida y saberme estancado no es grato. Este año tuvo varias transformaciones para mí y al final viene bien que lleguen nuevas afrentas y que sepamos para qué chingados sirve esta experiencia adquirida, esto que los adultos llaman madurez.

Me dijo que me llamaría para decirme y confirmarme cuándo necesitaría el depa vacío. Unos días después me mandó un mensajito al cel informándome que lo necesitaría para el 15 de diciembre.

Intensifiqué la búsqueda por internet y preguntando con amigos, varios precios, los que estaban cerca, muy caros, los que son baratos, muy lejos. Aby me ofreció mudarme con ellos a iztapalapa pero prefería mudarme solo. Sus hábitos son bien diferentes a los míos. Mis papás también me ofrecieron mudarme con ellos, pero les dije lo mismo. A final quedé con dos opciones. Un depa pequeño de una recámara en Sta Ma La Rivera o un depa compartido en la Col. Juarez a tres cuadras de mi trabajo, por el mismo precio.

Vine a verlo y me encantó, fui a ver aquel y nadie me abrió. Con el tiempo contado, decidí tomar el de la Juarez. Hamburgo e Insurgentes. Un departamento bien amplio. Un edificio quizá tan viejo como el de Vertiz pero mucho más cuidado. Ya está amueblado, salvo la recámara que ahora ocupo.

Ayer hablé con Judith, desde Vertiz por última vez, yo estaba muy triste y así se lo confesé. Ese hogar finalmente era de los dos. Los dos lo construimos, lo rescatamos, lo armamos. Ese lugar me hablaba de Judith, las paredes, el baño, la recámara, el piso donde tantas veces bailamos, donde creció y tomó forma alter-acción, donde tomo forma (no precisamente regular) esto que veníamos llamando familia y hogar. El sitio de las reuniones interminables con los compas. Era el reducto de mi lazo físico-espacial-espiritual con Judith. Nuestro lecho. Ella quedó en regresar y ahora eso ya no es posible pues el sitio ya no existe, el depa existe pero el hogar ha quedado desmantelado. Su voz resonaba cuando me acercaba a las paredes, su aroma brotaba del mural que engalanaba el espacio de sala-comedor. Por momentos la tarde me sorprendía recargado en los muros escuchando el siseo y el andar de Judith, pegada la oreja a la pared a lo lejos sonaba su aroma su irradiar, su energía. La puerta del closet, de su otro mural, cada mañana me daba los buenos días antes de ir al trabajo. Muchas personas que visitaron el departamento preguntaban por los murales, siempre entonces hablaba de Judith, de mimore, de mi corazone.

Las cosas tuve que dividirlas, sólo lo indispensable se va conmigo, muchas cosas, incluso mis libros, esperarán un poco en casa de Aby y Carlos. Los trastes y artículos de cocina se fueron con mis papás. Algunas más las regalé. El sillón rojo y la tele para el bofo, el refri para carlos y su mamá, los de las quesadillas, y otras cosillas que repartí por ahí.

El 15 de diciembre le pagué a Michelle, la dueña del depa, la renta quedó en tres mil pesos al mes más servicios. Debo firmar contrato por un año. Aún estoy en shock por este cambio de domicilio. Le agradezco tanto al Manu que además me prestó su miona para realizar las mudanzas, a Aby-Carlos por lo mismo y sigo extrañando a Judith y a todo lo que pudo ser. Alto agradecimiento a mis papás quienes desinteresadamente me brindaron sus tiempos y sus esfuerzos para realizar estas mudanzas, sin ellos no lo hubiera logrado. También me ayudó Andrés, la viris, el pavelón y me ofrecieron su ayuda Ely y el Pax. Empieza una nueva época y no estoy con Judith todavía.

Alejandro
Ciudad de México
Zona Rosa.



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