El Che y la 4T


Ernesto Cabrera Brugada, Director General de Organización y Desempeño de Cultura en el Gobierno de
Sheinbaum, despacha desde suntuosa oficina en San Ángel, sin mirar de frente a los pocos que recibe, con una sobrada soberbia. Eso sí, con un cuadro del Che Guevara en la pared principal.

http://bit.ly/2parM38

Esto parece un buen epígrafe para nuestro más reciente cambio de régimen, que puede ser extensivo para las diversas ramas gubernamentales de la 4T que admiran la imagen de Che, la colocan en sus oficinas y sin reparo alguno siguen en su carrera personal por participar en la siguiente contienda electoral, como colaborador, servidumbre voluntaria, aspirante a político millonario o simplemente a candidato suplente.

Sospecho que nada saben de Guevara nuestras juventudes directivas, recién ingresadas a la función pública. No sufrieron su asesinato, no se dolieron de su caída en combate, pues nunca han sabido la magnitud de su lucha, ni de las luchas que los pueblos bajo su estandarte ideológico y estratega han sido exterminados. Los más enterados 4Teistas simplemente lo desairan en su más acérrima lucha revolucionaria, pese a que lo veneran cada 9 de octubre en las cantinas del centro histórico y cuentan sus epopeyas. Quizá nunca les hirvió la sangre.

El Che, como también lo hizo Fabricio Ojeda, luego de altas responsabilidades en la función pública, dadas las desiguales condiciones sociales, políticas y económicas, decide incursionar en la clandestinidad armada con la espectativa de seguir sembrando la revolución.
La carta de renuncia de Fabricio Ojeda es emblemática, puede leerse en http://bit.ly/2oAX2s1

Con una mirada continental, un corazón revolucionario y un arrojado talante intelectual contribuyó al diseño de un nuevo país (Cuba revolucionaria), de una nueva patria (la patria grande cual noosfera del ser humano "nuevo"), de una nación deslocalizada que se encontraba/encuentra en cada uno de nosotros en cualquier parte del mundo, a saber cuando se siente en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera. Estas cualidades, al parecer, no abundan en la función pública de nuestro nuevo régimen, o será que están en una situación embrionaria o que quienes sí las ostentan no están en los puestos clave de poder. Qué triste es tener la razón y no tener el poder.

Desde la sociedad civil, quienes también hacemos parte de la 4T, ya que ésta es un impulso social y gubernamental, no privativo de Morena, debemos poner el ojo en los desequilibrios políticos en los que seguimos cayendo. Desde el poder, toda crítica ha sido considerada disidente y, como tal, satanizada. En este caso, la crítica desde la 4T hacia la 4T no es bien vista por el poder. No hay canales mediante los cuales, la experiencia de las izquierdas sea aprovechada por la ventana de poder que el pueblo abrió.

Mucha gente trabajando duro, a la vez que mucha gente enriqueciéndose, mucha otra esperando a que los tiempos de la eterna transición terminen y comience el advenimiento del ejercicio de derechos, ya no digamos de la revolución. Vieja y nueva burguesía, tal como pasó en Venezuela con los boliburgueses, siguen insaciables jalando agua para su molino.

La lucha es continua y desde diversas trincheras. Se ha ganado gran terreno y no debemos bajar los brazos ni defender la idea de que la 4T es una estafa, como lo hacen quienes quieren retomar el poder federal. La 4T no está funcionando como esperábamos, ni por cobertura ni por profundidad, pero hemos avanzado mucho. La población prefirió la guerra electoral, que la guerra de guerrillas, y ganó esta última batalla.

Advirtamos que la población victoriosa de los últimos comicios presidenciales es social y económicamente diversa. Esta alianza victoriosa integró un espectro político amplio de izquierda, centro y derecha. Es multipolar. Nos toca darle peso al ala izquierda, con fundamentos, argumentos, trabajo y organización. Mirar al futuro como lo hacía el Che, ser estratega y ser gobierno revolucionario, seguir siendo combatiente aún más teniendo altos cargos, sembrar radio rebelde en cada pueblo, alfabetizar en todos los ámbitos del espectro intelectual, sembrar voluntariado, hacer alianzas con los desposeídos, con los vilipendiados.

Estamos también, como cuando en Chile se cantaba "porque esta vez no se trata de cambiar un presidente, será el pueblo quién construya un Chile bien diferente".

O como cuando los Sandinistas coreaban desde el seno del pueblo "¡ya somos gobierno!".

El Che que llevamos dentro, nos mira, nos estudia, nos analiza y sigue escribiendo en su diario. No sólo es Gobierno a quien le toca resolver aunque, obvio, le toca utilizar sus robustos brazos a favor; no sólo sus altos mandos, también sus mandos medios que bien nos haría que sustituyan la obediencia por el aporte de soluciones, atreverse a asumirse revolucionarios, todos esperamos eso de ellos. Los directores, coordinadores, subdirectores, jefes de departamento, responsables de ventanilla y los beneficiarios de programas sociales deben saberse, en esta coyuntura, sujetos revolucionarios, es decir, habitantes de la nación donde reside la revolución, y con ello seguir forjando la patria.

La derecha, organizada, está ganando terreno, las B4T (burguesías 4T) como hormigas, tiburones y caimanes, siguen haciendo lo suyo. Ninguna Presidencia podrá sola. Fidel le decía a Allende, (espero no estar errando en la anécdota histórica) algo así como "eres presidente de un país, no alcalde de cada uno de los municipios". Pueblo, la Presidencia es nuestra, no debería sonar a retórica, no permitamos que nos arrebaten, una vez más, la esperanza ni la opción de consumar la revolución.

Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Tengamos, en el servicio público, en los congresos nacionales, en las asambleas comunitarias, estudiantiles, callejeras, en los salones de clase, en los centros de salud, el horizonte claro que describe la cualidad más linda de un revolucionario.

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