Algoritmo indescifrable


El perdón es un alto valor de paz.
La justicia histórica no se comprenderá en medio de asimetrías discriminatorias e ignominiosas. Las víctimas la requieren, los victimarios no le ven sentido. Desde el privilegio no se ve la desigualdad. Desde el colonialismo no se ve el desastre de su existencia. Al ser hijos culturales del asesino y del asesinado quedamos en un entredicho histórico, en una paradoja anacrónica. Las heridas no han sanado. Los asesinos no sólo fueron los españoles (para efectos de esta paradoja la España Imperial viene a ser también una construcción histórica que como tal no existía cuando el exterminio contra Tenochtitlán). La responsabilidad de la Nueva España tal como la relata Fray Bartolomé y Eduardo Galeano terminó formalmente cuando se consumo la Independencia de México quedando impunes sus atrocidades; desde entonces, el Estado mexicano perpetuó el culturicidio. 

Hay un sujeto social plural que pervive. Sus miembros han cambiado, pero él fue asesinado y sigue vivo. Resolvamos ese algoritmo.

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